Para nadie es desconocido que durante la pandemia por COVID-19, durante los años 2019-2021 todo el mundo ha tenido que reaprender a hacer sus actividades cotidianas. Una de ellas, ha sido el dar valor a la familia, y a destinar más tiempo devocional con Dios.
En esta línea, nuestra Misión se ha mantenido activa, en todo tiempo probando e implementando métodos que nos permitan predicar a Cristo y llevar una luz de esperanza ante tantas dudas y pérdidas, tanto de nuestros seres queridos, iglesias, vecindades, como del mundo entero. Entre estos intentos se encuentran la realización de cultos mediante plataformas de videollamadas, transmisión de programas y reuniones en vivo a través de redes sociales, envío de podcasts, comunicación vía grupos de WhatsApp y Telegram, llamadas telefónicas, entre otros. Iniciativas que cada Iglesia local ha sabido llevar a cabo, con bastante esfuerzo.
La acción social no ha quedado fuera, dado que durante este tiempo también se ha apoyado a familias que sufrieron la amarga noticia de quedar sin trabajo, o que vieron disminuidos sus ingresos. Sin duda alguna, la misericordia y amor de la hermandad se ha hecho notar.
Dios no nos ha desamparado, Él sigue moviéndose en medio nuestro y de Su Pueblo.
En el último tiempo, y acorde con las instrucciones que emanan desde la autoridad sanitaria, hemos respetado los tiempos de cuarentena y de apertura, momentos en los que, cuando ha sido posible, hemos retomado los cultos presenciales, siguiendo los protocolos de protección necesarios para evitar contagios, lo cual ha sido una bendición. en muchos casos, hermanos y hermanas que no habían salido antes de sus casas para encuentros sociales, lo hicieron por primera vez al ir al Templo y reencontrarse con la Iglesia del Señor. Esto nos ha emocionado mucho.
Varios congresos y reuniones de las Autoridades y Dirigentes de la Misión se han desarrollado, logrando con ello mantener en funcionamiento nuestras instituciones, ordenadamente, como es nuestra tradición.
Hoy, estamos en tiempos de incertidumbre, porque aun la pandemia es una realidad. Los contagios por COVID-19 se mantienen, y se hace necesario mantener la oración por la nación y el mundo, y al mismo tiempo seguir cuidándonos. Ante este panorama, nuestra recomendación es mantenerse pendientes de las instrucciones de nuestro Obispo y Consejo Directivo.
El llamado es a mantenernos en oración, velando, fortaleciendo nuestras familias, continuar en comunión con nuestros hermanos y hermanas, y a ser prudentes. Los Wesleyanos siguen en la obra.
Les deseamos las más ricas bendiciones de parte de Dios.
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